5.30.2013

Izlet

El recuerdo de una silueta perfecta que atrapó la atención de mi pupila eterna. Levantándose como si flotara de la arena blanca que cubría recelosa su desnudez, dejó brillar su belleza al sol y al viento. Una ligera   y efímera capa de arena revestía su piel y acompañaba su cadencia desmoronándose suavemente con cada paso hacia el mar. El reflejo del mar parecía más intenso mientras ella se dejaba caer sobre el agua transparente y se bañaba en ella. Cada gota que escurría por su espalda presumía con orgullo al resbalar por tan finas curvas, cada grano de arena suplicaba desde el fondo del mar regresar a tan exquisito santuario. 

No hay comentarios: