La respiración agitada en mi oído me arrebata suavemente de los brazos de Morfeo, tenues despertares de cada sentido se manifiestan: percibo los aromas que se mezclan sutilmente con el mío, mi piel se percata paulatinamente del roce ajeno, el sonido de cuatro pulmones al unisón se apodera gentilmente del rumor del viento, la estela de la Luna apenas cobija el contorno de cuerpos entrelazados y en mi paladar se despierta una sensación agradable cuando mi lengua acaricia los sabores del recuerdo fresco.
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