Escuchando el hipnótico crujir de la leña envuelta en plasma,
atrapado entre la noche fría y la cálida incandescencia.
Nostalgia.
Una sensación que, sin dar la cara,
te avienta pensamientos clandestinos y sentimientos encontrados.
Rendido a la incansable tormenta que me asecha desde adentro,
los sentidos y el cuerpo ceden al sopor de la fantasía,
la mente se deja transportar a escenarios que están en otro plano.
Inerte, desnudo al tiempo, con los demonios destapados,
con el olor del recuerdo que me persigue todo el día.
El espíritu a flor de piel, gritándome lo que olvidé,
eso que escucho en el fondo pero no entiendo,
la incertidumbre que no discrimina al sujeto.
¿Acaso existe diferencia entre te amo y te amé?
7.05.2015
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