7.15.2013

Dev

Día nublado aquí y en todo el mundo, aquí de noche y allá de día; amaneciendo detrás de las nubes y atardeciendo buscando tocar la tierra en otro lado, el Sol espera sin angustia acariciar a Gea con su luz. Clima ambivalente que se vive como todas las cosas, dependiendo de la situación de cada quién. Quienes como el Sol quieren acariciar a quien está distante sufren la falta de tacto y quienes como las nubes se abrazan ya, desean que el viento no se lleve a sus cómplices jamás. 

En un día así nos volvimos a encontrar en lugares opuestos, nos dimos cuenta que nuestro instinto sigue infalible, te prometí un abrazo que aún no te he dado pero ya sentiste, sonreimos a la perfección de la sincronía del universo, disfrutamos la idea de nosotros, soñamos despiertos con las posibilidades que se abren ante nuestros ojos, nos maravillamos con la dulce promesa de la incertidumbre, dormimos a destiempo para soñar simultáneamente.

Desde entonces el frío me acaricia como si fuera agua tibia, la calma inexplicable tiene nombre, el recuerdo de tu sonrisa arranca una propia, tus palabras le dan mejor sabor al día, tengo expectativas pero no espero nada de ti, me emociona la ilusión del tiempo, escucho la música con otro tono, respiro aromas nostálgicos de situaciones que alguna vez imaginé, disfruto de manera diferente mis descanso; desde entonces mi felicidad se multiplica.