9.27.2009

Water

A media luz, en una noche silenciosa el televisor apagado brilla y burbujea mientras el pez nada en una pantalla de agua salada. La profundidad es incierta y me invita a conocerla. Pero me despierta una gota...

Modorro toco mi cara y la humedad se desvanece en las yemas del sueño. La cama no me deja escapar y me sumerje en un viaje con Morfeo, más lejos y más adentro. Todo se torna nebuloso ante mis ojos subconscientes que siguen pensando en esa gota fantasma. El cuarto entero está seco en mi lógica, el pensamiento no explica lo que Morfeo demuestra.

Abro los ojos en un mundo ajeno, donde mi cuerpo es sólo una idea y mi pensamiento fluye entre un mar de recuerdos perdidos en la corriente. Es una tortuga que se escapa con rapidez ante un depredador anormal. Las luces blancas del fondo me atraen como canto de sirena, pero dan sombra a los grandes colmillos que saborean con el olor de mi frustración.

Grito desde lo más cálido de mis entrañas y sólo se escuchan las burbujas que salen de mi ser, me toma tiempo darme cuenta que en realidad no me ahogo. Ya no respiro, tampoco siento pero sí extraño el olor del sol. Es precisamente esa sensación la que me impulsa a la superficie lejana, la obscuridad se duerme a mis espaldas y la luz me abraza en un manto de colores descompuestos.

Me siento feliz y las estrellas me visitan, bailamos en círculos eternos y derrochamos cantos perfectos. La vida nace de nuestro producto y se convierte en agua. Fluye.

Suena el despertador y me encuentro de cabeza, con la cobija en el suelo y las sábanas empapadas de sudor, no ecuentro la almohada pero: yo estoy seco y contento.