3.16.2009

Seguro, pero tarde.

Una gota de agua alcanza a escapar de los labios sedientos y resbala suavemente entre el vaso, su mentón fino, el cuello desnudo y finalmente se evapora recorriendo el pecho cálido mientras yo observo, extasiado de su feminidad y belleza. Ella sonríe y se rie, no sé por qué pero me sonrojo como niño de primaria.

No es la primera vez que viene a mi casa después de entrenar, ni la primera que me roba un vaso con agua helada en tiempos de calor, ni mucho menos la primera vez que me deja sin palabras al sonreirme, he oido esa dulce risa antes, pero no deja ser un momento único y especial.

Sonrío de vuelta pero me encuentro pasmado disfrutando su hermosura, su mirada parece fundir la mía dentro del color de sus ojos cafés. Un parpadeo sutil rompe con el silencio y se tira en mi cama, yo me quito la playera y me acuesto en sus regazo. Me olvido del tiempo y duermo sintiendo la carica suave de sus dedos sobre mi cabeza, entre sueños escucho el susurro declarando su amor.

Me despierto sonriendo para encontrarme con su aroma y con ella dormida, la observo y le platico lo que siento mientras juego con su pelo largo. Escucho su respiración profunda y tranquila y me arrullo nuevamente con ella.

Amanecimos juntos y eso es lo único que importa...